Estamos viviendo una nueva realidad que se agudizó en los últimos años y tiene que ver con la rapidez como se asume el mes de diciembre.
El último mes del año ya no comienza en el primer día de diciembre sino en noviembre. El espíritu navideño y su mensaje comunicativo comienza despegar inmediatamente entramos al mes once del año.
La consecuencia es que tenemos una temporada navideña más ligera de lo normal, lo que hace que las dinámicas evolucionen con tiempos que cobran nuevos protagonismos, nuevas formas de concebirse.
En la radio suenan las canciones decembrinas y las vitrinas ya lucen los adornos de la temporada. La gente en su discurso cotidiano asegura que se acabó el año, además que la pólvora no descansa por estos días.
Las razones por los cuales se vive diciembre en noviembre tiene que ver con aspectos relacionados con el comercio y apresurar las ventas, por lo tanto, adelantar la temporada es determinante para el sector. La comunicación publicitaria es el detonante para que se empiece a sentir la navidad.
Simplemente restan pequeños actos en el protocolo de la temporada para empezar a vivir un nuevo año.
A eso habrá que sumarle ese nuevo sentir, que hace que las 24 horas del día no alcancen, como tampoco nos alcanzan los 31 días que trae diciembre.
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